sábado, 20 de abril de 2013

Reflexiones de Inés sobre Jose Luis Sampedro

 La muerte de José Luis Sampedro, una de las voces y un referente en la España de la última mitad del Siglo XX, ha sido recibida con gran pesar por gran parte de la sociedad española.
Era una persona con una mente clara y abierta. No hace mucho,  en una entrevista el periodista se despidió de él con un “¡Hasta pronto! y José Luis le contestó: “De acuerdo, pero dese prisa”. El periodista con humor dijo: “Será dentro de 50 años” y Sampedro contestó: “Tendrá que ser en el más allá, si es que existe”.
Además de inteligente, tenía un gran sentido del humor.
En los últimos tiempos su voz estaba unida a la de los indignados, del 15 M., pidiendo otro modelo de economía, junto  al franco-alemán Stephane Hessel, al que prologó su libro “Indignaos”.
Apoyó este movimiento, nombrándolo “excelente e importante revulsivo”, acudiendo a las asambleas en plena calle.

 Rotundamente rebelde ante la injusticia social; a sus 96 años participó en cuerpo y alma con este plan, y aún sigue vivo en los movimientos sociales.

Economista, genio, humanista, generoso, maestro, pero por encima de todo indignado. Indignado con el modelo de sociedad, con la injusticia y gran  defensor de la libertad. Pedía una economía más justa y más solidaria. Acusaba, además de a los bancos a los políticos de derechas de la segunda mitad del S. XX, que se “cagaron de miedo” por lo sucedido en el París del 68 y en los países del Este, con “las Thatcher, los Reagan...”  que crearon el neoliberalismo y la teoría de que “el mercado lo soluciona todo”. Aquí está el germen de la crisis, decía.

Proclamaba el derecho de todos a vivir: “Estamos vivos y hay que ejercer la vida. Lo esencial de todo es vivir”, diría no hace mucho tiempo y entendía la muerte como parte de la vida.

Murió el día 8 y la noticia de su muerte no se ha conocido hasta después de su incineración y posterior entierro, porque su deseo era irse de manera sencilla y sin publicidad. “No quiero ningún circo mediático en torno a mi cadáver”, dejó dicho. “Que no lloren por mí, que luchen”.

Pidió  un “Campari”, dijo sentirse bien y murió feliz y sereno de forma callada y sin publicidad, como él quería, ha comentado su viuda, Olga Lucas, poetisa y escritora, segunda esposa de Sampedro.

La  R.A.E. en un comunicado ha dicho: “Ha sido un milagro para la Academia y para la literatura. Lamentamos la muerte de Sanpedro, maestro de generaciones, gran economista y escritor imprescindible”.


Escritor prolífico, publicó numerosas novelas, ensayos y tratados de economía y recibió innumerables premios, entre otros El Premio Nacional de las letras de 2011.
A pesar de ser un gran humanista, buen hombre, libre, sensato, comprometido, cercano y muy querido, no se le ha valorado ni ensalzado, ni su obra ni su persona en estos momentos de su “vida”, (porque sigue vivo), sobre todo por los que veían en él una amenaza, por sus enseñanzas, pensamiento y ejemplo; se ha dado más importancia y publicidad a la muerte de Margaret Thatcher, incluso “ya” le han puesto su nombre a una calle de Madrid, (cosas de la vida...)


Se apaga su voz, la voz de un indignado, pero quien  ha leído su obra, sabe como era José Luis Sampedro. Sus obras son  su testamento.

Inés.- Abril 2013


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