domingo, 2 de diciembre de 2012

PRIMEROS PREMIOS DEL CONCURSO DE RELATOS FERNANDO ABRAIN

Estos son los  dos relatos que nuestras compañeras del Taller de Escritura Creativa, Tina Corralo y Charo Parajuá,presentaron al Certamen de Relatos Cortos Fernando Abrain, y que consiguieron dos de los primeros premios. 

 


LA PRINCESA Y EL LEÑADOR



Hace mucho, mucho tiempo, en un lejano país, donde las
fuentes son cristalinas y los ríos profundos y también en
algunos parajes enfurecidos, vivía en un palacio suntuoso,
reluciente, un rey que tenía una bella hija, que adoraba a su
padre.
La princesa se llamaba Estrella Marina, nombre que le
hacía honor, pues sus ojos brillaban como estrellas, y el azul
de los mismos, recordaban el mar, a veces claros y otras
profundos.
Un día el rey y su hija emprendieron un largo viaje,
para ir a visitar a su abuelo, ya anciano, que vivía solo con
un leal sirviente,
Salieron de palacio acompañados por varios pajes y
damas de compañía, además de una pequeña escolta que, a
su vez, cazaría y pescaría para su sustento.
Por las noches acampaban en alguna meseta o claro del
bosque, o donde pudieran montar sus tiendas.
Un día acamparon a la orilla de un río tranquilo y la
princesa fue a bañarse a luz de la luna; pero no estaba sola.
Unos ojos la observaban, escondidos entre la maleza, y su
propietario, un joven leñador, se prendó de ella. Cuando
Estrella Marina terminó su baño y salió del agua, Tristán, el
leñador, se acercó a ella y la cubrió con un fino lienzo de
Holanda, para que la princesa no tuviera frío, y de besos, que
la princesa aceptó complacida. Y juntos permanecieron
silencio mucho tiempo, en esa noche serena y reposada.
Pasado algún tiempo, el leñador acompañó a la
princesa hasta su campamento, pero un enorme y horroroso
troll, les salió al encuentro, y derribó a Tristán de un fuerte
manotazo. El troll, dándole por muerto, cogió a Estrella
Marina y se internó en el espeso bosque, hasta su guarida,
una gran gruta, oscura y maloliente , y allí la encerró. La
quería para poder contemplarla, pues era muy bonita , y así
tendría en “su casa” algo bello y grato de contemplar.
Cuando en el campamento se dieron cuenta de la
ausencia de la princesa,
salieron todos a buscarla por los alrededores, pero solo
encontraron, malherido y casi medio muerto al joven
leñador.
Le atendieron y curaron, y cuando estuvo restablecido,
le preguntaron si había visto a la princesa; les dijo que si, que
la había visto, pero que cuando la llevaba al campamento
habían sido atacados por algo o alguien a quien no vieron.
El rey lloró por su hija, a quien daba por muerta, pero el
joven Tristán le consoló y le dijo que él iría a buscarla y la
traerá de vuelta a su padre o no volvería.
El joven leñador se puso en marcha acompañado de
algunos soldados que también quisieron buscar a la princesa.
Recorrieron el bosque y toda la comarca sin resultado.
El tiempo pasaba, y la princesa, en su encierro, lloraba y
lloraba, porque ya no podría volver a ver su padre y al joven
que conoció al salir de su baño en el río, y que le dio tantas
muestra de amor y cariño. 


Tanto lloró, que sus lágrimas empezaron a formar un chaquito, que se fue convirtiendo en una gran laguna, y más tarde en un pequeño arroyuelo.
El arroyuelo se convirtió en un caudaloso río, tan
grande , que cuando en la búsqueda de la princesa el
leñador llegó a él, le costó gran trabajo cruzarlo. Pero algo le
recordaba aquella agua a la princesa, que se le ocurrió
remontar aquella corriente hasta su nacimiento. Y así llegó
hasta la entrada de la gruta donde Estrella Marina estaba
encerrada.

Tras muchos esfuerzos logró separar la roca que cubría
la entrada y allí encontró a la princesa y al troll.
Tristán luchó con el troll, y tras una gran contienda,
logró reducirle, y le encadenó en la gruta para que no
pudiese salir de ella.
La princesa y el leñador, con los soldados que le habían
acompañado, se pusieron en marcha hasta donde el rey les
esperaba La princesa se abrazó a su padre y le pidió permiso
para casarse con Tristán.


El rey consintió en ello y los jóvenes se fueron a la
cabaña que el leñador tenía en el bosque, y fueron felices y no
comieron perdices, solo frutos del bosque.


Tina Corralo


1 comentario:

  1. Tina eres un AMOR. Siempre te tenemos de ejemplo en el taller de relajación. Aunque físicamente no te tenemos, sabemos que en espíritu, estas con nosotras.
    Un besote enorme.
    Africa.

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