miércoles, 23 de enero de 2013

Un hermoso texto de nuestra compañera Charo Parajuá.


 

LA EXPERIENCIA DE LEER


Mi experiencia como lectora, va unida (como es natural) a mi experiencia de vida. Siendo muy niña, las letras empezaron a establecer conmigo una tímida relación.

Mi madre hacia un cocido madrileño riquísimo y la sopa no era de fideos no, era sopa de letras.

 Después cuando ya conocía el alfabeto, ella y yo recorríamos las calles del barrio y nos parábamos en cada esquina para leer los nombres que figuraban en las placas azul cobalto.

 También hacíamos “excursiones” por la red del Metro de Madrid. Allí sí que había oportunidad de practicar!!. Todo un laberinto de pasillos y escaleras, se abría ante nosotras. Era maravilloso ir uniendo letra a letra y poder formar nombres de estaciones como las de: Cuatro Caminos, Quevedo, Sol, Delicias…con cualquiera de estos títulos se podría construir una historia.

Mi relación con la lectura se afianzó; aparte de los libros de texto, los domingos me compraban un TBO llamado “Florita”, yo lo leía una y otra vez esperando con ilusión la siguiente entrega.

Como en toda relación normal, entre la lectura y yo también ha habido altibajos, no siempre hemos estado de acuerdo; algunas historias me han divertido, otras me han aburrido y con algunas de ellas he llegado a llorar.

La lectura me ha llevado a veces a lugares paradisiacos y otras a parajes desoladores, me ha puesto en contacto con personajes admirables y también con otros abominables. 




Yo por mi parte la he dado plantón en más de una ocasión, sobre todo cuando las labores domésticas “me llamaban al orden”. Ella en vez de enfadarse, me ofrecía al siguiente encuentro algo sustancioso y emocionante cosa que yo agradecía y me hacía cambiar el orden de prioridades.

Creo que me estoy haciendo mayor, últimamente me dejo llevar por el amor. Siento que las letras me quieren y a mí me satisface corresponderlas.


Charo Parajuá – 23-11-2012


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