CARTA A LOS REYES MAGOS
Madrid, 6 de enero de 2013
Hoy, como es el día de los Reyes de Oriente, o de Andalucía, según las últimas noticias que vienen del Vaticano, quisiera pediros, porque sois Magos y tenéis aun capacidad para conceder los deseos de las personas que se han portado bien, que en vez de dejarnos regalos, os llevéis lejos todo lo malo que nos viene ocurriendo últimamente:
Primero de todo, la crisis y la corrupción, (¡que país!), parece que una especie de peste nos inunda. Hay un objetivo, una meta, o un “tonto el último”, para ver quien se lleva más pasta o quien es el más rico, les parece todo poco, ¿hasta dónde van a llegar?, ¿no saben que se irán de este mundo sin nada, como vinieron a él y que todo lo acumulado se va a quedar aquí?.
En segundo lugar, la ambición de los banqueros (que no de los bancos…) esa especie de carrera, para ver quien desahucia a más personas, familias con niños y ancianos, dejándoles en la calle, cerrando pisos y dejándolos vacíos, sin mirar si la culpa de la falta de pago de los créditos hipotecarios es por que son unos tramposos, o porque se han quedado sin trabajo por la crisis causada por la ambición de otros, pero ellos a su vez piden a los demás que les “rescaten” por su mala gestión. No tienen vergüenza.
En tercero, que debía ser el primero, a los políticos, que no saben poner freno a tanto despropósito, a tanto sueldo desproporcionado, a su ansia de poder, sin tener en cuenta que están al servicio del pueblo, por mirar a otra parte, sin ver o no querer ver dónde está la solución de los problemas, prestando más atención a sus intereses y a los de amigos y compinches, que a las necesidades de los mas desfavorecidos y de la sociedad en su conjunto.
A los que legislan a golpe de decreto, cargándose los logros que nuestros padres alcanzaron con gran esfuerzo y sacrificio a lo largo de la historia, borrando de un plumazo las metas alcanzadas, de bienestar y seguridad bien merecidas, como son, trabajo digno, sanidad, vivienda, educación…
Y de paso que os lleváis los problemas que nos aquejan, descargaremos vuestro equipaje, pidiéndoos que nos dejéis a cambio, trabajo, salud y amor. (Parece que suena a canción, pero no lo es), trabajo para los casi seis millones de parados, personas que lo están pasando muy mal y para todos los jóvenes, altamente cualificados que están emigrando, no por “afán de aventura”, sino porque aquí no encuentran salida para realizarse, después de haber dedicado sus familias y el resto del país esfuerzo y dinero para darles unos estudios de los que se benefician otros sin haber hecho nada a cambio.
Salud para todos, incluso para los que niegan cobertura sanitaria para aquellos que por desgracia no gozan de ella.
Viviendas asequibles para todos, sin especulación, y negociación con los “banqueros” para llegar a un acuerdo en el problema sangrante de los desahucios.
Educación gratuita para todos.
Y Amor, amor con mayúscula y a raudales, a manos llenas, que nos llegue a todos, a los que están a nuestro lado y también a los que no.
Ah, y un buen tirón de orejas a todos los que he mencionado en esta carta y a otros que aunque no los he nombrado, están por todos lados, vosotros ya sabéis.
Espero que se cumplan mis deseos, que son los de todos, porque hemos sido muy buenos y nos hemos portado bien.
Muchas gracias y hasta el año que viene.
Inés.
-->
UN CUENTO DE ACTUALIDAD: UN TRISTE Y REAL CUENTO.
Amanecía
el siglo XXI y con él llegó un nuevo ciclo pletórico de retos
esperanza y oportunidades.
Los
habitantes de un país llamado España, se desperezaban y despertaban
a una etapa más próspera y brillante.
Atrás
quedaron los días grises de estrechez y pobreza, de esfuerzo y
sacrificio para conseguir un poco más.
Los
clichés y estereotipos antes fijos y permanentes se desvanecieron
como el humo.
En
este nuevo amanecer, España es una democracia madura e integrada
en Europa, una nueva potencia económica que crece más y mejor que
otros países vecinos.
Los
ciudadanos de ese país escuchaban por doquier: España es el país
de las oportunidades, la sociedad del bienestar, aquí reina la
calidad de vida, esto es el paraíso.
¡Hagan
juego señores, apuesten y ganen! compren, consuman, inviertan, las
ganancias están aseguradas y los riesgos son mínimos. Ha llegado el
gran momento, la maravillosa oportunidad que no pueden desaprovechar.
Esta
bonita y cautivadora melodía sonaba tanto y tan bien que los
ciudadanos de otros países: europeos, latinoamericanos, africanos,
asiáticos… acudieron como moscas a un panal de rica miel, aunque
eso les costase la vida en muchos casos, con el anhelo, humano por
otra parte, de conseguir un futuro y vida mejor.
La
España cosmopolita y próspera, obnubilaba a propios y extraños y
cual ratones de Hamelín hipnotizados por esos cantos de sirena,
emprenden sin miedo la marcha hacia esa tierra prometida.
Eran
días de vino y rosas.
Pero
un malhadado y fatídico día oyeron un estrepitoso estruendo.
¿Qué
pasará? Se preguntaban atónitos unos a otros. No es normal este
malsonante desacorde en tan armoniosa melodía.
La
ambición y el capitalismo con sus bien diseñadas y entretejidas
telas, tenían atrapados a los inocentes y honrados pobladores de
aquel país.
Aquel
cuento maravilloso, resultó ser una fabulosa trampa llamada burbuja
inmobiliaria, especulación, avaricia desmedida o como quiera que se
llame.
Aquel
estruendo correspondía a la explosión de esa burbuja que se llevó
por delante los sueños e ilusiones de aquellos hombres de buena fe.
Todo había sido un espejismo, un sueño que duró apenas un punto.
Aquellos
fuegos artificiales se convirtieron en ceniza, en polvo
desilusionado, en nada.
La
mayoría de aquellas gentes, quedaron desencantadas, humilladas,
engañadas, endeudadas, desahuciadas, muy indignadas y más pobres
que antes. Pero para algunos, más de los que imagináis, tras
aquella explosión fueron todavía más ricos y poderosos. ¿Cómo
puede ser así? Preguntareis.
Pues el mundo que es inmundo. En esa
época de bonanza, el tirano dictador “DON DINERO” que no tiene
alma ni valores pero si mucho poder, hizo lo que siempre sabe hacer:
sacó a sus expertos, hábiles y bien adiestrados cazadores para que
sin escrúpulos abusaran de los incautos ciudadanos, utilizando todo
tipo de artimañas y así fue. Lo malo es que ahí siguen, no se les
ha caído ni un pelo, no les ha crecido ni la nariz como a Pinocho.
En todo caso, lo más que han hecho, es dar otra capa de blindaje a
su conciencia y siguen ávidos de riqueza, con los ojos bien abiertos
ante las nuevas presas, cuanto más fáciles mejor. ¿Crisis? Otra
magnífica oportunidad.
Conviene
recordar que la mayoría del pueblo ilusionado, se sintió engañado
y muy indignado, pero de ningún modo resignado. ¡Cuidado! Un
pueblo herido de esta forma merece ser tenido en cuenta. ¿QUÉ
OCURRIRA? El final del cuento está abierto, está inconcluso, cada
uno puede darle el fin que mejor y más justo le parezca.
Yo
concluyo con la sensación de que existen demasiados molinos y pocos
quijotes.
IR A CAZAR LOBOS NO ES
PARA BOBOS
¡Hola compañeras! triste realidad la que estamos viviendo, pero sigamos luchando y no perdamos nunca la esperanza. Unamos todas nuestras energías y confiemos en que las fuerzas de la NATURALEZA, mas ponto que tarde, ponga las cosas en su sitio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Africa.